Suelo
Das por perdidos infinidad de trastos viejos, acomodados en mi pecho, entre mis bustos, escondidos, licuándose, mezclándose, convirtiéndose, convirtiéndome.
Das por perdido el tacto de mi mano, el filo de mis cuchillas, el olor de lo inerte. Me ves sin mirarme, me ves despacio, de arriba abajo, a lo ancho, mientras me tocas, me olfateas, me tapas los ojos.
Me das por perdida, porque yo te di por perdido antes, y todavía no hay idioma sin la palabra soledad.
Y ya perdí mis ojos, perdí mis manos, perdí mis sueños, mis ideales, no puedo mantenerme en pie ni caminar, no puedo leer, no llego a escuchar bien los gritos, mis gritos, mis gritos mudos, no puedo gritar.Y trato de decírtelo más fuerte, que dejes de perderme, pero el ruido sólo mueve mis trastos, hasta que me doy por vencida, un poco por perdida, y vuelvo de nuevo a esperar, a escaparme. Que el tiempo se encargue de mi, que las horas me golpeen, que los minutos me trastornen, que los segundos me blasfemen y que tu indiferencia sólo deje la imagen de lo que fui en mi lecho.
Das por perdido el tacto de mi mano, el filo de mis cuchillas, el olor de lo inerte. Me ves sin mirarme, me ves despacio, de arriba abajo, a lo ancho, mientras me tocas, me olfateas, me tapas los ojos.
Me das por perdida, porque yo te di por perdido antes, y todavía no hay idioma sin la palabra soledad.
Y ya perdí mis ojos, perdí mis manos, perdí mis sueños, mis ideales, no puedo mantenerme en pie ni caminar, no puedo leer, no llego a escuchar bien los gritos, mis gritos, mis gritos mudos, no puedo gritar.Y trato de decírtelo más fuerte, que dejes de perderme, pero el ruido sólo mueve mis trastos, hasta que me doy por vencida, un poco por perdida, y vuelvo de nuevo a esperar, a escaparme. Que el tiempo se encargue de mi, que las horas me golpeen, que los minutos me trastornen, que los segundos me blasfemen y que tu indiferencia sólo deje la imagen de lo que fui en mi lecho.
Agustina
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