martes, 29 de enero de 2008

A 11 años sin Osvaldo, no habrá más pena ni olvido

"Al fin y al cabo no puede existir ningún lugar más bonito para morir, más digno de la desesperación total, que la novela escrita por uno mismo" Franz Kafka

Pensar que estas palabras habitan sus escritos, y hasta las hizo suyas sabiendo que él deseaba morir en su propio libro. Hoy se cumplen 11 años de la desaparición física de Osvaldo Soriano, y creo que nunca mejor dicho desaparición física, porque aquel que sabe dejar algo en el otro es eterno.
Está demás decir que yo jamás lo conocí, pero aprendí a extrañarlo, cuando al terminar un libro de él y comenzar una nueva lectura faltaba ese sentimiento de búsqueda y amor a la vida.
Y Ahora no me queda más que esperar a que los gatos inventen tu biografía, porque definitivamente estás, muy orondo, sentado en el redondel de la luna...
El próximo texto ("El cartero") es de autoría de Eduardo Galeano, amigo del gordo, como lo llamaba.
EL CARTERO


Lo vi en el ataúd, con esa cara plácida y jodona, y pensé: Es un chiste. No hay duda. El Gordo se está haciendo el muerto para hacer sufrir a los amigos. Nos está tomando el pelo, pensé. Pero Manuel Soriano, el hijo del Gordo, que es idéntico al Gordo aunque mucho más chiquito y que andaba por ahí con su camiseta de San Lorenzo, nos dio la justa. El le había dado una carta al padre, para que se la entregara a Filipi. Filipi, gran amigo de Manuel, había muerto también, un poco antes, y él lo había enterrado, con cruz y todo, en un pocito del fondo de su casa. Filipi tenía forma de lagartija y costumbres de camaleón, porque cambiaba de color cuando quería. En la carta, Manuel le decía que lo extrañaba mucho y le enseñaba un jueguito, para que Filipi pudiera entretenerse en la muerte, que es muy aburrida. En el jueguito había que escribir las letras que faltaban: "Usá las uñas, Filipi", le decía Manuel. Entonces lo vi claro. El Gordo se nos fue por un ratito nomás. Está trabajando de cartero de su hijo. Ahora nomás vuelve. A mí ya me parecía, porque es evidentísimo que este mundo no puede ser tan espantosamente triste, solitario y final; y un tipo tan buenazo como el Gordo no podía hacernos la cochinada de dejarnos sin él.
Eduardo Galeano

miércoles, 23 de enero de 2008

Groucho Marx y el matrimonio

Les dejo este escrito (para nada escueto) de Groucho Marx, escritor y comediante estadounidense, es largo pero por lo menos para mi vale la pena pues incluye unas cuantas verdades.

Groucho Marx y el matrimonio

Detesto empezar a hablar del matrimonio, del amor y del noviazgo. (Creo que los he citado a la inversa, pero en realidad no representa gran diferencia, a menos que se esté enamorado.) Como tengo tres hijos, es justo que supongas que he estado casado... aunque he oído hablar de ciertas excepciones a la regla.
No estoy tan loco como para embarcarme en este tema. En la historia de la humanidad no hay otro tópico que haya sido tan rastreado, hecho trizas y machacado como los lazos sagrados para no mencionar los menos sagrados. Ninguna revista que se estime en algo ha aparecido en los quioscos sin publicar por lo menos dos artículos definitivos sobre el matrimonio y el noviazgo (frecuentemente escritos por un grupo de célibes o de vírgenes, si es queda alguna).
Ningún diario puede sobrevivir sin una columna de consejos sentimentales, probablemente contigua a la sección cómica, la parte más importante de la publicación. Por lo menos la mitad de las películas que se hacen para la gran masa tratan del muchacho que conoce a la chica y del lazo corredizo que el público se ha acostumbrado a esperar en el último rollo de la película. Cada tarde en la televisión hay tres horas dedicadas a variaciones sobre el tema de "La vida puede ser un éxtasis" y en la radio ocurre otro tanto (...)
Mi primer matrimonio tuvo lugar en Chicago. Teníamos la licencia y dos dólares y hubiésemos podido casarnos inmediatamente y sin trabas en el Ayuntamiento, pero mi novia insistió en que deseaba cierta atmósfera religiosa. Cualquiera que se haya casado sabe que a esta altura de las relaciones, el novio, febril de deseo, está dispuesto a conceder cualquier cosa.
No sé si Chicago ha mejorado, pero fuimos acribillados a preguntas por cinco sacerdotes antes de encontrar a uno que consintiese en celebrar la ceremonia. Parece que los cinco que nos rechazaron tenían objeciones religiosas que oponer porque no éramos los dos de la misma fe. Además, cuando descubrieron que ambos trabajábamos en el teatro, se apresuraron a acompañarnos hasta la salida (...)
No quiero ser irreverente, pero creo que estarás de acuerdo en que quienquiera que creó el sexo ciertamente sabía lo que hacía. Aunque todo el mundo está loco por él, la palabra en sí, pese a su brevedad, parece asustar a muchísima gente. Los autores de canciones, en especial, siempre suprimen esta adorable palabrita y la sustituyen por "amor". Ningún cantante (ni siquiera un tenor) se atrevería a cantar El sexo es algo maravilloso. Con ese título la canción obtendría un éxito multitudinario, pero el cantante sería puesto en la lista negra por algún comité de moralidad. ¿La acusación? Incitar a la gente a que haga una cosa perfectamente natural.
El amor abarca una multitud de emociones y de actitudes. Creo que puedes amar a Dios, a un niño, al vecino (o a su esposa, elegir uno o el otro), e incluso a un chucho. Pero el amor matrimonial nunca se define con claridad.
Cuando la gente ve a una pareja joven paseando sin rumbo, cogida del brazo, ajena al mundo entero y tan apretada como dos plátanos en la misma piel, invariablemente exclama: -¡Oh, qué pareja más encantadora! ¡Qué enamorados están! ¿Verdad que es bonito? Bueno, aquí es donde el viejo Groucho, experto en nada, saca fuerzas de flaqueza y descubre su alma ante un mundo hostil. Lo llaman amor, pero, para ser sinceros, en la mayoría de los casos no lo es. Se trata sólo de dos personas que se encuentran sexualmente atractivas y que esperan, si hay suerte, estar pronto uno en los brazos del otro.
Me gustaría saber lo entusiasmado que este Romeo se mostraría acerca de esta Julieta si ella fuese patizamba, tonta y su busto estuviese manufacturado en Akron, Ohio. Supongamos que tanto ella como él tuviesen patas de gallo. Me pregunto lo fuerte que sería su amor en este caso, a menos, desde luego, que resultara que ambos fuesen gallos, en cuyo caso se sentirían irresistiblemente atraídos.
No niego que incluso las personas espantosas se casan (tómeme a mí, por ejemplo), pero la mayoría de los jóvenes se casan porque sienten avidez por esa sublime experiencia sexual que han estado acariciando en su subconciente desde que iban a la escuela, alentada por sus amigos, por las películas y por las novelas baratas.
En La gata sobre el tejado de zinc, Tennesse Williams hace que la madre señale una cama y diga: "Ahí es donde se deciden los matrimonios". Si el señor Williams cree que en el matrimonio no hay más que esa cama, le sugiero que repase de nuevo la obra y la escriba otra vez.
No hay duda de que el sexo es la fuerza responsable de la perpetuación de la raza humana. Si no existiese, la vida desaparecería en pocas décadas, lo que tal vez no fuese mala idea. Creo, sin embargo, que el verdadero amor aparece sólo cuando se han amortiguado las primeras llamaradas de pasión y quedan sólo las ascuas. Este es el verdadero amor, que guarda sólo una relación remota con el sexo. Sus partes integrantes son la paciencia, el perdón, la comprensión mutua y una larga tolerancia hacia los defectos ajenos. Creo que esta es una base mucho más firme para la perpetuación de un matrimonio feliz. Pero ¿por qué he de divagar acerca de esto? Pongámoslo todo en manos del maestro, G.B.S. (Shaw para tí), a quien cito: "Cuando dos personas están bajo la influencia de la más violenta, la más insana, la más ilusoria y la más fugaz de las pasiones, se les pide que juren que permanecerán continuamente en esa condición excitada, anormal y hasta agotadora, hasta que la muerte los separe".
Ahora que el señor Shaw y yo hemos definido el amor y hemos hecho con él un paquete pequeño, primoroso y superficial, prosigamos. Creo que la soledad es responsable de más matrimonios que el tan traído y llevado sexo. He leído muchísimas biografías describiendo la vida plácida del soltero, pero no te lo creas. Un amigo mío llamado Devlin (hermano de sangre de Delaney) me dijo una vez con cierto arrepentimiento que si durante los días de su noviazgo hubieran existido la televisión y las comidas en lata, nunca se hubiera casado. Hay la suficiente verdad en su afirmación para hacerme creer que desearía no haberse dejado atrapar jamás.
El muy tonto no comprende que, prescindiendo de cuantas comidas en lata tragara o de cuantos televisores tuviera en casa, seguiría estando solo. Las comidas en lata son un invento maravilloso, pero no pueden reemplazar a una mujer enamorada que cuida a su marido. Si tuviera que definirlo con una sola frase, tal vez utilizaría esta: "El mejor banquete del mundo no merece la pena ser comido a menos que se tenga a alguien con quien compartirlo". Y lo mismo ocurre con todas las experiencias compartidas. La mitad del placer que supone ver la televisión en casa consiste en que uno puede volverse hacia el compañero y comentar los programas infames que las emisoras producen con toda deliberación. No hay nada más espantoso que sentarse solo en el cine, sin nadie con quien hablar. Durante mis retiradas de la vida matrimonial, con frecuencia experimenté esta desagradable sensación.
Tal vez sea un caso excepcional, pero encuentro casi imposible ver una película a menos que pueda lanzar a mi compañero, hombre o mujer, preguntas como: "No habíamos visto el año pasado a ese gordo en Aquí está la pubertad o "He olvidado quien ha dirigido esta porquería; ¿cómo se llama?" o "¿Crees que ella es verdaderamente culpable?" Comprendo que esta clase de charla estúpida puede ser enloquecedora para mi compañero, para no mencionar a los espectadores que nos rodean, pero es un impulso que, por desdicha, no puedo dominar. Y ése fue el origen de una aventura horrible.
Un sombrío fin de semana, sintiéndome con ánimo romántico, viajé hasta Palm Spring. Cuando llegué estaba lloviendo. Había reservado una habitación en un destacado club de tenis y, según tengo por costumbre, andaba en busca de alguna compañía femenina. Aquel año el tiempo había sido desusadamente malo (según la Cámara de Comercio) y en el club apenas encontré elementos del sexo opuesto. Cené solo. Con excepción de mi respiración profunda, la única distracción que había en el amplio comedor era el atemorizador sonido que producía un viejo caballero situado en un rincón lejano. Estaba deshaciendo una tostada en la sopa de almejas con la esperanza de que este aditamiento haría potable aquel mejunje (...)
Era una noche fría y húmeda, de modo que puse unos cuantos troncos en el hogar. Aparentemente, algo iba mal en el tiraje porque, en lugar de aquellas llamas alegres y cálidas que debían haberse alzado hacia la chimenea, la habitación y yo empezamos a llenarnos de humo.
Me coloqué el sombrero y desplazando un poco mi úlcera hacia un costado, decidí que antes de convertirme en un verdadero salmón ahumado era preferible dirigirme al cine local. No recuerdo lo que se proyectaba. Sólo me sentía atraído hacia ese cine por un anuncio que decía: "Se permite fumar en la sala".
Al entrar, el empresario me saludó con toda la deferencia debida a un gran artista. Dijo: -¡Hola, Groucho! Quedan muchas localidades buenas. ¡Ja, ja, ja!
Su risa se convirtió en sollozos mientras yo penetraba en la sala.
La platea estaba vacía, con excepción de un hombre viejo que se sentaba en el tramo central, absorto en lo que ocurría en la pantalla. Me encaminé directamente hacia él. Como había entrado después de empezar la película, no tenía idea de lo que ocurría ni de quienes eran los artistas. En consecuencia, le lancé una serie de preguntas en rápida sucesión. Me respondió con otra serie de respuestas breves y guturales. Después de esperar unos cuantos minutos, le hice otra pregunta. En cuyo momento él recogió su gabardina y su sombrero y se trasladó al extremo más alejado de la sala. Como no tenía a nadie más con quien hablar, muy pronto salí del cine y regresé a mi hermoso refugio.
Abrí rápidamente todas las ventanas y me zambullí en la cama. Mientras yacía en ella, tembloroso, un pensamiento terrible se me ocurrió. ¡Supongamos que el hombre del cine hubiese acudido al empresario a quejarse de que un tipo excéntrico, que había desaparecido apresuradamente, había tratado de molestarlo! ¡Qué bonito titular hubiese hecho! GROUCHO MARX DETENIDO POR MOLESTAR A UN ANCIANO EN UN CINE LOCAL.

domingo, 20 de enero de 2008

"te quiero"

"Te quiero" es un poema de Mario Benedetti. Representa el amor de un pueblo por su país. En su momento fue un grito de protesta, una suplica de libertad y el llanto de una nostalgía. Sigamos cantandolo hoy, con la misma fuerza. Ya no hay dictadura militar, pero hay otras formas de opresión, de sufrimiento. Cantemos entonces más fuerte, aunque nadie quiera escucharnos.

Te quiero
Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro
tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero
y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola
te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.

jueves, 17 de enero de 2008

Máximas

Quiero dedicar un trozo de este blog a dos personas que ayudaron muchisimo a ser quienes somos hoy. Ellos nos dieron la libertad para elegir que pensar, y aunque capaz el presente no los deje conforme del todo con los ideales y sueños que llevamos a cuestas son capaces de resignarse por nuestra felicidad. Las siguientes máximas estan dedicadas a Carlos "Facha" Villagra y Guillermo "Gordo" Soutullo.

Cuando San Martín partió de Mendoza para cruzar los Andes, su hija Mercedes tenía cuatro meses y se volvieron a ver en 1818 después del triunfo de Chacabuco.
Debido a la enfermedad de su esposa Remedios, su hija, la niña Mercedes fue criada y educada por sus abuelos, lo que derivó en una niña caprichosa y maleducada.
En 1824 se embarcaron juntos a Europa y una vez en Francia, el General San Martín se ocupó de reeducarla, y entre otras cosas escribió estas Máximas en el año 1825:

MÁXIMAS PARA MI HIJA
1. Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que no perjudican. Stern ha dicho a una mosca abriéndole la ventana para que saliese: "Anda, pobre animal, el mundo es demasiado grande para nosotros dos".
2. Inspirarle amor a la verdad y odio a la mentira.
3. Inspirarla a una gran confianza y amistad pero uniendo el respeto.
4.Estimular en mercedes la caridad con los pobres.
5. Respeto sobre la propiedad ajena.
6. Acostumbrarla a guardar un secreto.
7. Inspirarle sentimientos de indulgencia hacia todas las religiones.
8. Dulzura con los criados, pobres y viejos.
9. Que hable poco y lo preciso.
10. Acostumbrarla a estar formal en la mesa.
11. Amor al aseo y desprecio al lujo.
12. Inspirarle amor por la Patria y por la Libertad.

miércoles, 16 de enero de 2008

Serenata para la tierra de uno

Para los que tienen orgullo de su tierra, aunque la hayan encontrado despues de nacer, aunque no haya sido el lugar donde nacieron, capaz lo encontraron en algun acorde de guitarra, o en la emocion que sintieron al pisar su tierra. Principalmente para mi padre que, segun lo que cuentan sus relatos, luego de un viaje que hizo en su juventud a Salta, volvio a su casa sabiendo que el destino y su capricho iban a hacer de esta ciudad su tierra, gracias a eso yo nací en ella, y también quiero morir. Serenata para la tierra de una, de una autora que a estas alturas ya no necesita presentación.

Serenata para la tierra de uno (María Elena Walsh)
Porque me duele si me quedo
pero me muero si me voy,
por todo y a pesar de todo, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Por tu decencia de vidala
y por tu escándalo de sol,
por tu verano con jazmines, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Porque el idioma de infancia
es un secreto entre los dos,
porque le diste reparo
al desarraigo de mi corazón.
Por tus antiguas rebeldías
y por la edad de tu dolor,
por tu esperanza interminable, mi amor,
yo quiero vivir en vos.
Para sembrarte de guitarra
para cuidarte en cada flor,
y odiar a los que te lastiman, mi amor,
yo quiero vivir en vos.

"Esta tierra es hermosa"

Esta es de una de las tantas maravillosas creaciones de Manuel J. Castilla. De algo estoy convencida… lo único que tiene el hombre y que nadie puede quitarle son sus ideas y el formidable amor por la tierra propia. Aún lejos y penando el hombre ansía volver a su tierra. En la distancia la recuerda, la enaltece, la adora.
Aquellos que sientan ese amor y emoción cada vez que recogen del aire el nombre de la tierra amada, y para los que al nombrarla sienten correr por la sangre un suspiro enamorado… para ellos va dedicado este poema.


Esta tierra es hermosa
Esta tierra es hermosa.
Crece sobre mis ojos como una abierta claridad asombrada.
La nombro con las cosas que voy amando y que me duelen;
Montañas pensativas, lunas que se alzan sobre el chaco
Como una boca de horno de pan recién prendido,
Yuchanes de leyenda
En donde duermen indios y ríos esplendentes,
Gauchos envueltos en una gruesa cáscara de silencio
Y bejucos volcando su azulina inocencia.
Todo eso quiero.
Y hablo de contrapuntos encrespados
Y de lo que ellos para virilmente sangrientos
Cuando el vino en la muerte es un adios morado.
Esta tierra es hermosa.
Déjenme que la alabe desbordado,
Que la vaya cavando
De canto en canto turbio
Y en semilla y semilla demorado.
Ocurre que me pasa que la pienso despacio
Y que empieza a dolerme casi como un recuerdo,
Y sin embargo, triste, la festejo.
Mato los colibríes que la elogian
Como quien apagara los pétalos del aire.
Hondeo como un niño ángeles y campanas
Y cuando así, dolido, la desnudo,
Cuando así la lastimo,
Me crece, ay, una lágrima en la que apenas si me reconozco.
Digo que me le entrego.
Digo que sin saber la voy amando,
Y digo que me vaya perdonando
Y en un perdón y en otro que le pido
Digo que alegremente voy sangrando.
Manuel J. Castilla

lunes, 14 de enero de 2008

"Balada del amor imposible"

Ya se me hizo casi una costumbre, diría que hasta una fuente de inspiración. Para no cortar el hilo de esa inspiración quiero compartir simplemente con el que tenga ganas de leer “Balada del amor imposible” y dedicarlo para los que llevan un amor tan grande como imposible, para los que no creen en el olvido. Para los que hacen de la resignación una poesía. Para los que no se conforman con “vulgares y decentes historias de amor”. A todos nos toca, alguna vez en la vida, llevar con coraje el dolor que inspira el desamor. Seamos valiente hasta para guardar el secreto.


Los cronistas más serios del barrio del Angel Gris coinciden en destacar la propensión de sus habitantes hacia los amores imposibles. Así, mientras los jóvenes de otros barrios se enamoran de muchachas groseramente posibles, los hombres de Flores parecen condenados a amar - casi siempre en secreto - a mujeres que no serán para ellos. en honor a estas damas es que los Hombres Sensibles hacen lo que hacen.Algunos emprenden desde chicos el estudio del violín, únicamente para aprender a tocar un vals en obsequio de su amada. No importa que ella no alcance jamás a oírlo. Ese no es el punto.Otros indagan los secretos de la versificación y se sumergen en el dolor para lograr una poesía.Hay quienes se ejercitan en el coraje y cultivan la guapeza. Y no faltan los que eligen la melancolia o la locura.Piensan los Hombres Sensibles que siendo mejores merecerán ser amados. Y para la ética sentimental de este barrio, los mejores hombres son artistas, valientes, tristes o locos.Por eso los muchachos más virtuosos de Flores sufren por amor.Esta realidad ha despertado la atención de todos y la piedad de muchos. Cada semana, los enamorados de Flores reciben el consejo de sus amigos sabios de otras barriadas.- ¿Por qué amar a la Gran Marquesa del Norte, que es en realidad un duende? ¿Por qué no conformarse con la hija del yesero? Son voces tentadoras que exponen las ventajas del amor razonable.A estas exhortaciones, los Hombres Sensibles responden - no sin acierto - que en el amor no existe el libre albedrío y que nadie puede decidir de quién va a enamorarse. Sin embargo - ya a riesgo de caer en especulaciones psicológicas fuera de tono - cabe reconocer que los muchachos del Angel Gris tienden a aproximarse sentimentalmente a las mujeres que menos les convienen.Los tratadistas de Villa del Parque y los Refutadores de Leyendas sostienen que buscar pareja es una tarea enteramente racional y hasta científica.Vale la pena citar la novela didáctica "Hoy te amo con la cabeza", del profesor Amadeo Battista. Esta obra esconde - apenas - la tesis antedicha, entre los rotosos pliegues de su trama.Parecidos criterios auspicia la esposa de este pensador, la doctora Alba C. de Battista en su libro "Me casé con un cretino".Muchos hombres de negocios, comerciaantes e industriales de la zona han entendido que el amor imposible es cosa nefasta, no sólo para el que ama, sino también paa el desarrollo de las actividades productivas en general.Declaran estos lúcidos mercaderes que, por lo común, los enamorados sin esperanza son pésimos empleados, más atentos al recuerdo de unos ojos pardos que a la correcta realización de una nota de débito. Tratando de reducir el número de desencuentros amorosos en beneficio de la felicidad general, los Refutadores de Leyendas con la ayuda de dos contadores de la Sociedad de Fomento de Villa Malcolm, prepararon las Tablas del Amor Infalible, especie de regla de cálculo según la cual las medidas del cuerpo del hombre, su coeficiente intelectual, su edad, su educación, fortuna y berretines determinaban de un modo preciso a la mujer más conveniente para sus planes amorosos.Esto es ni más ni menos que la refutación de una leyenda o - lo que es peor - su reducción a términos científicos. La leyenda es ésta:"Hay para cada hombre una mujer, una sola, que reúne todas las virtudes que ese hombre sueña. Su belleza está hecha para deslumbrar a ese hombre. Su voz ha sido creada para seducirlo. Su inteligencia, para sucitarle y sugerirle ideas amables. Su ternura, para hacerle dulce el diario sufrimiento.Esa mujer existe y anda por esas calles. Pero el destino ha decidido que nunca jamás se crucen los caminos de ningún hombre con la mujer que para él fue concebida."Manuel Mandeb asegura en sus Memorias que cierta tarde creyó reconocer a lo lejos a la mujer que le correspondía, conforme a la leyenda. Inmediatamente se trabó en lucha con el destino y trató de alcanzar a la muchacha. Lo consiguió en la esquina de Artigas y Avellaneda. Luego de interceptarle el paso, procedió a explicarle la vieja creencia de los Hombres Sensibles, mientras se secaba el sudor y trataba de recobrar el aliento. Pero la mujer no conocía la leyenda, o tal vez la conocía y la acataba puntualmente: dio media vuelta y se fue por Artigas hacia el norte.Y ya que mencionamos a Manuel Mandeb, conviene recordar que su ilegible prosa se alzó solitaria frente a los tratados racionalistas y a los inventos de los Refutadores de Leyendas.El polígrafo de Flores dejó un voluminoso estudio caratulado Registro de amores imposibles en la linea del Sarmiento.La obra consta de 914 fichas que corresponden a otros tantos casos concretos de amor sin recompensa. Está dividida en cuatro cápitulos: El primero, subtitulado Nunca le dije nada, es el más extenso y registra episodios protagonizados por enamorados silenciosos.El segundo, Negativas expone 115 rechazos, sus motivos, sus términos y consecuencias, para no hablar de otros detalles más bien superfluos que suelen recargar toda la obra de Manuel Mandeb. El tercer cápitulo, Amargo desengaño, cataloga 126 decepciones, incluidas cuatro padecidas por el propio autor.El cuarto y último cápitulo es un inspirado texto romántico que se conoce como Elogio del amor inconcluso. Veamos este párrafo:"...Así como las personas que mueren en la plenitud nos ahorran el recuerdo de su vejez, los amores interrupidos abruptamente siguen siguen viviendo en nuestro corazón no como brasas agonizantes, sino como horrorosas llamas que queman cada noche..."...No hay mejor amor que el que nunca ha sido. Los romances que alcanzan a completarse conducen inevitablemente al desengaño, al encono o a la paciencia; los amores incompletos son siempre capullo, son siempre pasión."Pero dejemos ya a Manuel Mandeb y reflexionemos sobre ese delicado asunto. Es cierto que infinidad de personas decentes viven la módica dicha del amor común y corriente.Pero el amor imposible, aquél del cual solamente son capaces los Hombres Sensibles de Flores, es el único cabalmente maravilloso y digno de admiración.Ocurre así: un muchacho se enamora de la Mujer Más Hermosa. Desde ese momento, su vida no tiene otro sentido que ese amor. Sin embargo, el hombre sabe que no tiene chance en esa carrera, pues las Mujeres Más Hermosas suelen casarse con otros caballeros, generalmente ricos o buenos mozos o ambas cosas.Sus buenos amigos le aconsejarán el olvido, pero este hombre ha nacido en Flores y no tiene la menor intención de gambetear el dolor.Y cada día deja mansamente que la tristeza le invada los huesos y que tiña hasta el último de sus pensamientos.A veces, las distracciones y los mundanos asuntos amenazarán con hacerle olvidar siquiera por un momento su amor y pesadumbre. Pero el hombre reaccionará inmediatamente y se sumergirá otra vez en su propio abismo.Que nadie se engañe. Este hombre que ríe a carcajadas cuando algún conocido le refiere el cuento de los supositorios, está pensando en su amor imposible.Y la sangre que hincha sus venas es negra y espesa. Pero, atención. Este amor que lo hace desgraciado es el que le hace mejor. El ya ha renunciado a la Mujer Más Hermosa. Jamás padecerá decepciones. Su pasión no envejecerá ni se envilecerá. Nadie podrá engañarlo. Y a fuerza de bañarse cada día en el sufrimiento, habrá aprendido el secreto de la resignación.Los caballeros exitosos no conocerán jamás la verdadera escencia del amor imposible. Ellos jamás juegan su vida a una sola baraja. Con toda prudencia realizan inversiones en uno y otro lugar para compensar con unas las pérdidas ocasionadas por otras.Pero el amor imposible no es cosa de prudentes, sino de Quijotes. Sólo cuatro veces en doce años vio Alonso Quijano a Aldonza Lorenzo.Jamás cruzaron palabra. Pero eso le bastó para vivir en ella y por ella.Sin esperar recompensa.Por eso, señores, si acaso atesoran ustedes uno de estos metejones locos, a no arrepentirse. Sigan soñando y esperando lo imposible. Aunque sepamos que nuestras ilusiones no habrán de cumplirse nunca, sigamos acariciándolas. Lo contrario sería - como pensaba Wimpy - confundir una ilusión con un pagaré.Será una larga jornada. Muchas veces tendremos ganas de contarnuestra pena, pero no podremos hacerlo, para no profanarla. Siempre estaremos solos y tristes, pero no es para tanto. Después de todo, yase sabe que los únicos paraísos que existen son los paraísos perdidos.

Alejandro Dolina.

Resaca

Creo que es dificil enumerar las veces que uno se leventa con la sensación de hartazgo y de querer buscar alivio. Cuantas veces esa sensación se produce por pensar infinitamente en lo mismo, y querer sacarse esa sensación de la cabeza. Este caso se trata de un amor imposible, los cuales queremos olvidar, dejar de pensar en ellos, pero estoy segura de que estos amores hay que enaltecerlos, de nada sirve tener en la vida un amor facil.
RESACA
Sin dudar, y eso que no hay nada más seductor que la duda, puedo decir que hoy me he despertado con la resaca de mi amor imposible.
Siento un insoportable dolor de cabeza, y lo más probable es que sea porque ayer te buscaba en mis sueños, te busqué antes de acostarme: te leí, te sentí, te abracé, aunque, por supuesto, no estabas conmigo.
También siento un esperable dolor en mi vientre, como si mis sentimientos se mezclarán y cocinarán ahí, que me impide comer. Esto lo podría adjudicar de manera acertada a tus palabras, que están en mi mente y recorren todo mi ser, y ni hablar de tus mentiras. ¡Cómo me llenan el alma esas pícaras mentiras que me encantaría creer!

La memoria y la experiencia me traen las palabras que toda persona con el malestar de la resaca se atreve a decir: “Nunca más vuelvo a tomar tanto”, pero lo cierto es que hoy a la noche, en el bar de mi soledad voy a beber tus tragos, voy a fumar tus besos, y voy a tener que pagar el precio de mi próxima resaca. Lo más seguro es que me endeude de sufrimientos, pero por favor, no me dejes empeñar mis sueños para poder seguir embriagándome de vos, que los sueños sean los que me vistan, lo último que me quede, y que sean hasta lo que soy.

Entre tantas absurdas vueltas ya me empastillé de resignación, que es lo que va a permitir seguir pensándote, bebiéndote. Y nuevamente estoy caminando hacia el lúgubre bar, y como siempre voy a ser el primero en entrar y el último en irme, y como cada mañana te sentiré en mi resaca.

Nota: quién escribe no ingirió ni una sola gota de alcohol, y cada noche permaneció sobrio.

jueves, 10 de enero de 2008

"Mi corazón pide una victoria"

No pude evitar leer lo antes expuesto y no pensar en como a veces sin pensarlo las personas marcan tu vida, tu felicidad, tu manera de pensar y hasta los ideales. Este año conocí muchas personas, a veces un amigo y otras (la mayoria) en unas cuantas lineas de un libro, que modificaron mi alma.
Si bien no suelo hacer planes, un plan que nunca me hice fue conocer a alguien como Darcy Ribeiro, y menos de la mano del Profesor Muruaga. Un sincero GRACIAS, y este texto en su honor...

"Mi corazón pide una victoria"
Por Darcy Ribeiro
Amerindia y los mestizos necesitamos claridad, lucidez y proyecto propio para proseguir esta lucha en la que ya tuvimos tantas derrotas
Río de Janeiro.– El desafío del Tercer Milenio para Amerindia es tan grande como para Amerchola o Amermestiza. Nosotros los mestizos también estamos mal, pues América Latina está amenazada por una recolonización. Una nueva civilización con una tecnología revolucionaria está en curso.
Nosotros, que vivimos novedades increíbles, con transistores, computadoras, energía nuclear, teléfonos, televisores, cine en color, vamos a ver cosas aún más prodigiosas. El gran riesgo es que entremos otra vez por la vía de la actualización histórica.
Actualización es entrar en una nueva civilización como consumidores, comprando ferrocarriles y enriqueciendo a otros, organizándonos íntegramente para poner ferrocarriles aquí, con la finalidad de mandar mercancías afuera, y después comprar motores eléctricos y de vapor.
Hoy existe la misma amenaza. Norteamérica está cumpliendo su papel, con enorme eficacia, en el sentido de buscar complementariedades que nos harán dependientes permanentes de ella. La teoría llega al punto de suponer que los verdaderos patriotas de América Latina son los gerentes de las multinacionales porque nos traen una nueva tecnología, es decir, que su fidelidad a nuestros pueblos, su interés por nuestros pueblos nos va a salvar.
América Latina va a vivir una o dos décadas de grandes amenazas y tiene un terrible desafío de formular un proyecto propio. ¿Cuál es el destino de Amerindia en esto? Si nuestro destino, el de los ladinos, es muy feo, el de los indígenas también lo es. Sólo que creo que los indígenas –utilizando la apertura que la nueva civilización les está dando a los pueblos oprimidos para mostrar su cara, para hacer su propio proyecto y luchar por él– pueden lograr de modo inmediato las reordenaciones nacionales capaces de crear sociedades más solidarias.
Lo lindo de la herencia indígena, una de las cosas que me hizo quedar apasionado durante diez años con los indígenas, es la capacidad de convivencia humana, la profundidad de la solidaridad, el sentido de reciprocidad, el sentimiento de la responsabilidad social. Después de 40 años con estos problemas, viendo esta nueva civilización y todas sus amenazas, tengo temor de que otra vez seamos pueblos que no cuajen, pueblos que a pesar de todas sus potencialidades se queden como pueblos de segunda.
Sin embargo, yo veo también muchas líneas por las cuales se pueden hacer rupturas. Muchos de nosotros fuimos desheredados en el último decenio por la pérdida de una de las formas de construcción de la sociedad socialista, la línea del socialismo real, del comunismo, de las guerrillas. Hoy sabemos que aquella línea no es la válida, sino la de la lucha democrática. La línea es ganar la población, es la cosa terrible de luchar unidos contra televisiones, radios y todo lo demás. Esa es nuestra lucha y lo que necesitamos urgentemente es que la intelectualidad sea más responsable. Tenemos una intelectualidad fútil, más propensa a buscar las remuneraciones de las multinacionales o las prebendas del Estado que a pensar y a luchar por definir el proyecto latinoamericano. Aquello de lo que nosotros carecemos hoy, Amerindia y los mestizos –que somos el producto de 500 años de historia–, es lucidez, claridad y proyecto propio para proseguir esta lucha en la que ya tuvimos tantas derrotas y en la cual mi corazón está pidiendo una victoria.

miércoles, 9 de enero de 2008

"INSTRUCCIONES PARA ABRIR EL PAQUETE DE JABÓN SUNLIGTH"

Las frases populares resaltan la importancia de personas que accidentalmente se cruzan en el camino. Valiendome de esos comentararios lo siguiente va dedicado a la persona que me acerco al maravilloso mundo literario de Dolina. Una persona que me permitió descubrir y sentir también en el alma el amor por la radio. No puedo evitar acordarme de él cada vez que no solo leo, sino disfruto de las palabras de Alejandro Dolina. Para El profe, Gustavo Pistone.

"INSTRUCCIONES PARA ABRIR EL PAQUETE DE JABÓN SUNLIGTH"
Alejandro Dolina de "Libro del Fantasma"

-Trabajo realizado por Manuel Mandeb por encargo de la agencia de publicidad Vivencia.

1) Busque la flecha indicadora.
2) Presione con el dedo pulgar hasta que el cartón del envase ceda.
3) Disimule. Soy un joven escritor que no tiene otra ocasión que ésta de conectarse con las muchedumbres. Usted finja que sigue abriendo este estúpido paquete y yo le diré algunas verdades.
4) Los vendedores de elixir nos convidan todos los días a olvidar las penas y mantener jubiloso el ánimo. El Pensamiento Oficial del Mundo ha decidido que una persona alegre es preferible a una triste.
5) La medicina aconseja cosmovisiones optimistas por creerlas más saludables. Al parecer, la verdad perjudica la función hepática.
6) Viene gente. Siga la línea de puntos en la dirección indicada por la flecha.
7) Escuche bien porque tenemos poco tiempo: la tristeza es la única actitud posible que los compradores de este jabón pueden adoptar ante un universo que no se les acomoda. Toda alegría no es más que un olvido momentáneo de la tragedia esencial de la vida. Puede uno reírse del cuento de los supositorios, pero éste es apenas un descanso en el camino. Uno juega, retoza y refiere historias picarescas, solamente para no recordar que ha de morirse. Ese es el sentido original de la palabra diversión: apartar, desviar, llamar la atención hacia una cosa que no es la principal.
8) Conversar acerca de estos asuntos es considerado de la peor educación. Los comerciantes se escandalizan, las personas optimistas huyen despavoridas, los maximalistas declaran que la angustia ante la muerte es un entretenimiento burgués y los escritores comprometidos gritan que la preocupación metafísica es literatura de evasión. Al respecto, mientras le recomiendo que no deje el paquete de jabón al alcance de los niños, le juro que todo lo que se escribe es de evasión, menos la metafísica: las noticias políticas, los libros de sociología, los horarios del ferrocarril, los estudios sobre las reservas de petróleo, no hacen más que apartarnos del tema central, que es la muerte.
9) Calcule 100 gr. de jabón por cada kilo de ropa sucia.
10) Cuánto más inteligente, profunda y sensible es una persona, más probabilidades tiene de cruzarse con la tristeza. Por eso, las exhortaciones a la alegría suelen proponer la interrupción del pensamiento: "es mejor no pensar...". Casi todos los aparatos y artificios que el hombre ha inventado para producir alegría suspenden toda reflexión: la pirotecnia, la música bailable, las cantinas de la Boca, el metegol, los concursos de la televisión, las kermeses.
11) Separe la ropa blanca de la ropa de color. Y entienda que la tristeza tiene más fuerza que la alegría: un hombre recibe dos noticias, una buena y una mala. Supongamos que ha acertado en la quiniela y que ha muerto su hermana. Si el hombre no es un canalla, prevalecerá la tristeza. El premio no lo consolará de la desgracia. Byron decía que el recuerdo de una dicha pasada es triste, mientras que el recuerdo de un pesar sigue siendo pesaroso.
12) No mezcle este jabón con otros productos y no haga caso de los sofistas risueños. Tarde o temprano alguien le dirá: "Si un problema tiene solución, no vale la pena preocuparse. Y si no la tiene, ¿qué se gana con la preocupación?". Confunde esta gente las arduas cuestiones de la vida con las palabras cruzadas. La soledad, la angustia, el desencuentro y la injusticia no son problemas sino tragedias, y no es que uno se preocupe sino que se desespera.
Lloraba Solón la muerte de su hijo.
Un amigo se acerca y le dice:
-¿Por qué lloras, si sabes que es inútil?
-Por eso- contestó Solón- porque sé que es inútil.
13) No está tan mal ser triste, señora. El que se entristece se humilla, se rebaja, abandona el orgullo. Quien está triste de ensimisma, piensa. La tristeza es hija y madre de la meditación. Participe del concurso "Vacaciones Sunlight" enviando este cupón por correo.
14) Ahora que se fue el jabonero, aprovecharé para confesarle que suelo elegir a mis amigos entre la gente triste. Y no vaya a creer el ama de casa Sunlight que nuestras reuniones consisten en charlas lacrimógenas. Nada de eso: concurrimos a bailongos atorrantes, amanecemos en lugares desconocidos, cantamos canciones puercas, nos enamoramos de mujeres desvergonzadas que revolean el escote y hacemos sonar los timbres de las casas para luego darnos a la fuga. Los muchachos tristes nos reímos mucho, le aseguro. Pero eso sí: a veces, mientras corremos entre carcajadas, perseguidos por las víctimas de nuestras ingeniosas bromas, necesitamos ver un gesto sombrío y fraternal en el amigo que marcha a nuestro lado. Es el gesto noble que lo salva a uno para siempre. Es el gesto que significa "atención, muchachos, que no me he olvidado de nada".


NOTA: Las instrucciones para abrir el paquete de jabón Sunlight fueron rechazadas.

Arena ( Alejandro Dolina)

Hay entonces.. distracciones que cabe desearlas. El siguiente es un realto de Dolina que como siempre nos invita a la meditación.

Los paganos admitían la existencia de divinidades toscas, imperfectas, chapuceras.
Los dioses no sólo estaban sujetos a toda clase de vaivenes éticos sino que también cometían numerosos errores en el ejercicio de su profesión: creaban universos endebles, se dejaban engañar por los humanos, desconocían el futuro, fallaban en sus cálculos.
Las grandes religiones monoteístas acuñaron la idea de la infalibilidad divina, de un poder sin grietas.
No es nuestro propósito ejercitarnos ociosamente en la lógica para entretenernos con esas paradojas que tanto divierten a los gandules agnósticos. Ahorraremos al lector la modesta perplejidad de pensar si Dios es capaz de crear un objeto tan pesado que él mismo no pueda levantar.
Sin embargo, la historia de la arena comienza con una distracción de un Dios omnipotente.
Las tradiciones islámicas dicen que, habiendo finalizado la creación, el Señor advirtió que faltaba la arena. Grave defecto, si bien se mira. Los hombres estarían privados de la deliciosa voluptuosidad que sienten al caminar junto a los mares. El fondo de los ríos sería siempre ríspido, los arquitectos carecerían de un material indispensable, los caminos no podrían suavizarse, las huellas de los enamorados serían invisibles.
Dispuesto a remediar su olvido, Dios envío al arcángel Gabriel con una enorme bolsa de arena a que la desparramara allí donde fuera necesario.
Pero el Enemigo trabaja siempre para estropear la obra divina. Mientras Gabriel volaba con su carga inconcebible, el diablo le agujereó la bolsa. Esto sucedió exactamente sobre la región que hoy es Arabia. Casi toda la arena se volcó en ese lugar, de modo tal que las nueve décimas partes del país quedaron convertidas para siempre en un desierto de arena.
Advertido de esta catástrofe, Dios resolvió ofrecer a los árabes algunos dones compensatorios.
Les dio un cielo lleno de estrellas como no hay otro, para que miraran siempre hacia lo alto.
Les dio el turbante, que bajo el sol del desierto es mucho más valioso que una corona.
Les dio la tienda, que es mejor que un palacio.
Les dio la espada. Les dio el camello. Les dio el caballo.
Y les dio algo más precioso que todas las otras cosas juntas: la palabra, el oro de los Árabes.
Otros pueblos modelan en la piedra o los metales. Los árabes modelan en el verbo.
El poeta (el chair) es sacerdote, juez, médico, jefe. El poeta es poderoso: puede traer alegría, tristeza, encono. Puede desencadenar la venganza y la guerra. Puede matar con la palabra.
Los errores de Dios, como los de los grandes artistas, como los de los verdaderos enamorados, desencadenan tantas reparaciones felices que cabe desearlos.

Este pequeño relato va dedicado a los que caminan por el pasillo y aunque saben cual es la puerta soñada no se atreven a abrirla. No hablemos de cobardía. Hablemos de renuncias valientes. Hablemos de esos amores imposibles.

PUERTAS

Hay puertas que a veces es mejor no abrir. Aunque sean puertas soñadas.
El precio de las llaves, puede ser muy alto.
¿Pero Quién se atreve a juzgar de inalcanzable un sueño que atraviesa las pupilas y deja marcas en el alma?
Puertas cerradas, donde se escapa travieso, un destello de luz en medio de tanta oscuridad.
Y cuando uno encandilado de ilusión se detiene a mirarlo, ya se ha hecho de día.

Hay puertas que a veces es mejor no abrir. Aunque sean puertas soñadas.
Aunque sea para no romper el sueño. Tal vez lo que soñamos no está detrás de esa puerta.
O tal vez si. ¿Quién se atreve a señalar la puerta como con desprecio?
Pero para conseguir las llaves hay que caminar mucho. Y mientras camino me doy cuenta que no importa.
No importa cuanto camine nunca será suficiente para alcanzarte.

Hay puertas que a veces es mejor no abrir. Aunque sean puertas soñadas.
Aunque sean puertas que rechinen. La espera detrás de la puerta puede ser eterna

Ahora estoy caminando por el pasillo. No hay otras puertas.
Está solamente la tuya. La miro de reojo, como con desconfianza. No es para menos. Aunque... Es la puerta soñada, si, indudablemente. Retrocedo, porque aunque aun estoy en la eterna duda de abrirla o no, de algo estoy convencida. Esa puerta tuya, no me pertenece y no va a ser mía nunca. Quizás sea eso, lo que todavía me detenga delante de tu puerta.